Estas breves líneas están escritas con cierta urgencia. No pretenden ser un recuento acabado del contexto histórico de este día. Nacen más bien de la preocupación que genera ver la circulación de versiones sobre el origen de este Día, que parecen de manual. Por la preocupación, también, de lo que implica olvidar y maquillar la genealogía de aquello que recorre el mundo. En definitiva, por el origen de las metáforas, los conceptos, las propuestas que esconden las palabras. Y quizás para pensar por qué siempre el capitalismo se apropia de nuestras consignas, o algunas de ellas. No me lo imagino apropiándose, por ejemplo, del reclamo por una «Transición Socialista» que incluya una transición energética justa y popular, por dar un ejemplo.
Quien vaya a la página web eathday.org podría pensar que en 1970 por fin salen a la calle millones de personas para reconocer que lo más urgente es la «situación ambiental» y que este quiebre fundamental (si bien lo fue en muchos aspectos)1 tuvo únicamente características y legados deseables para el grueso del planeta.
Lo que sucedió no es solo lo que alegremente reseña esa página web y seguramente muchos videos que circularán en este día. Es preocupante porque lo que hoy le criticamos al ambientalismo mainstream ya estaba desplegado en aquel primer Día de la Tierra; las alertas sobre un ambientalismo del capital, también. Claro que de esa primera manifestación en 1970 participaron grupos de diverso tipo. Sin embargo, fue organizado por el demócrata Gaylord Nelson, inspirado en una idea de Paul Ehrlich que había sido muy ineficaz (por pacificadora): el teach-in, instancias de educación que se organizaban en distintos espacios en relación con la lucha antibélica. Por supuesto, necesario y bienvenido. Muchos de esos espacios eran los campus universitarios. En el 69 los radicales estadounidenses estaban haciendo cosas muy distintas de las que haría de allí en más el grueso del movimiento ambientalista en el Norte, desde ocupaciones hasta desobediencia civil masiva, huelgas obreras, organización contra la guerra, etc. En resumen: el objetivo era desestabilizar la maquinaria de guerra y el establishment liberal. Exactamente lo contrario a lo que el movimiento ambientalista planteó.
El primer Earth Day, al estilo de las grandes movilizaciones ambientalistas gringas de hoy, se pareció más a un feriado nacional.2 Ambas Cámaras dejaron de sesionar para «unirse» al reclamo. Hubo de todo, pero las intervenciones más radicales fueron muy minoritarias, como la de Rennie Davis, militante contra la guerra. Por el contrario, Denis Hayes, a quien se nombra como principal organizador, llamó a «trascender las divisiones políticas tradicionales». Y dijo: «las proxy fights, las demandas judiciales, movilizaciones, investigación, boicots, votos: lo que sea necesario». Tres meses antes, Nixon había dicho que la cuestión ambiental era una causa «sin partidos ni facciones». Una semana después del Día de la Tierra, ordenaba bombardear Camboya. Cuatro millones de estudiantes de más de 1000 universidades salieron a la calle. A diferencia de lo que hizo el Gobierno el Día de la Tierra, esta vez sacó a la Guardia Nacional. En Ohio y Mississippi reprimió a los estudiantes: hubo seis muertos. Por ningún lado se vio a la gran infraestructura del Día de la Tierra apoyar a los estudiantes. Vale la pena recordar que el grupo de Estudiantes por una Sociedad Democrática había estado peleando contra la Dow Chemical desde el 67 y explícitamente denunciaba a la «maquinaria de guerra», el gran capital y al «complejo industrial militar académico». En palabras claras y sin ambages. La diferencia con el mensaje que dominó aquel Día de la Tierra de 1970 en los Estados Unidos es contundente: «Hemos conocido al enemigo. El enemigo somos nosotros». Un mensaje que se repite hasta nuestros días; no es el capital, somos nosotros.
Lo que es digno de celebrar es que, con los años, a este Día lo hayan reapropiado otros sectores y otros territorios, y que en el nuestro tenga las características de lucha que tiene: trabajadora, sindical, indígena, campesina, de base, feminista. A la vez, si vamos a nombrar a las figuras de aquel primer Día de la Tierra, mejor recuperemos a aquellas que no veremos en la página oficial de Earth Day.2 Se impone insistir a viva voz que, aun en la diferencia de nuestras alternativas, nada ni nadie se va a salvar sin nombrar al sistema.
- Moore, Jason (2022, de próxima publicación): «Beyond Climate Justice». Agradezco el acceso a ese artículo y las nutridas conversaciones con mis compañerxs del seminario «El poder, el lucro y la vida» del Programa de Sociología de la Universidad de Binghamton.
- Parte del recorrido fundamental que hace Horacio Machado Aráoz en «La ecología política del fin» (2021). Disponible en: https://www.clacso.org/boletin-3-senti-pensarnos-tierra/